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1. Introducción

La corrección en la traducción de deficiencias o defectos presentes en el texto de partida constituye exigencia de una traducción de carácter prospectivo, orientada al texto de llegada, como son, por lo general, las traducciones de textos científico-técnicos actuales (Schmitt 1999a: 59-61; Schmitt 1999b: 148; Horn-Helf 1999: 163), las cuales se pautan por el modelo de la denominada traducción comunicativa, o traducción-instrumento (Reiß y Vermeer 1991; Nord 1989, 1997, 2012). De hecho, en la traducción de textos especializados, la corrección de las deficiencias del texto de partida corresponde a un concepto profesional de calidad, como explican en el siguiente fragmento Fleischmann y Schmitt:

Por otro lado, dadas las notables exigencias cognitivas que plantea al traductor, y dada la magnitud de las correspondientes alteraciones textuales, la corrección en la traducción de deficiencias presentes en el texto de partida representa una de las principales categorías de modificación substancial de la traducción comunicativa de textos especializados (Garrido 2010), y, junto con la adaptación naturalizadora de discordancias interculturales, constituye un factor determinante del carácter creativo que reviste la traducción de textos científicos y técnicos (Schmitt 2005: 104). Además, aspecto adicional que subraya la importancia de analizar el problema traductivo que para la traducción especializada representan las deficiencias del texto de partida, es el hecho de que tales defectos afligen a una elevada proporción de los textos (científico-)técnicos, como indica Schmitt:

Dos autores han estudiado en profundidad el fenómeno de la presencia de deficiencias en el texto de partida técnico y su tratamiento en la traducción comunicativa: Schmitt (1999a: 59-106) y Horn-Helf (1999: 162-210). Schmitt clasifica las deficiencias de los textos de partida del ámbito de la técnica en ocho categorías: a) falta o duplicación indebida de fragmentos textuales (1999a: 62-63); b) cifras y unidades de medida erradas (1999a: 63-65); c) errores tipográficos que alteran el sentido 1999a: 65-67); d) discrepancia entre el componente verbal del texto y la imagen (pág. 68-82); e) discrepancia entre el texto y la realidad del producto técnico (1999a: 83-85); f) deficiencias que dificultan la comprensión del texto de partida (1999a: 86-94), en la macroestructura textual, en la microestructura textual, en el nivel oracional y en el nivel de los sintagmas y palabras; g) deficiencias de expresión (1999a: 94-98), y h), deficiencias de contenido (1999a: 98-103). A su vez, Horn-Helf propone una clasificación muy circunstanciada de las deficiencias de los textos técnicos, en cuyo nivel jerárquico superior figuran seis categorías, cada una de las cuales aparece subdividida en numerosas subcategorías: a) deficiencias en los niveles del lexema o del término (1999: 166-175); b) deficiencias en el nivel sintagmático (1999: 175-199); c) deficiencias en el nivel de la oración (1999: 178-199); d) deficiencias en el nivel de los bloques textuales (1999: 199-204); e) deficiencias en el nivel textual (1999: 204-206), y f), deficiencias en el nivel del mundo textual (1999: 206-207).

En un momento como el presente, en que la comunicación científica extradisciplinaria goza de gran relevancia social, y no sólo en su cariz instructivo y profesionalizante, sino también como configuradora de la cultura general de amplias capas de la población y como elemento de unión entre el mundo de la investigación y la opinión pública (Niederhauser 1999: 229), es objetivo del presente trabajo concebir una categorización específica, convenientemente ejemplificada, de las deficiencias presentes en los textos destinados a la enseñanza y divulgación de la ciencia y ofrecer orientación sobre su correspondiente tratamiento traductivo. En este sentido, se revelará necesario reflexionar sobre la delimitación precisa en este ámbito del concepto de ‘deficiencia textual’ y prestar atención a los dos valores primordiales de la comunicación especializada (denominados invariantes absolutas de la traducción comunicativa de textos científico-técnicos en Garrido [2010]): designación de la verdad (conocida en cada época), por una parte, y eficacia comunicativa y rigor expresivo, por otra. Para la realización del inventario de tipos de deficiencias textuales, y para la inclusión de los respectivos ejemplos de traducción, se ha recurrido aquí a la experiencia del autor (que tiene formación universitaria en biología) como traductor (al castellano [es en los ejemplos que siguen] y al gallego-portugués [pt]) de tres libros didácticos de biología sistemática y evolutiva (ver en Anexo estas y otras fuentes de los ejemplos aquí aducidos), como lector habitual durante años de revistas de divulgación científica compuestas en cuatro lenguas y como profesor de traducción científico-técnica del inglés (en) y del alemán (de), actividad docente, ésta, que ha llevado al redactor de estas líneas a estudiar desde un punto de vista traductivo una gran cantidad de artículos de enciclopedia, de obras didácticas y de libros y artículos divulgativos de los más diversos asuntos científicos.

2. Definición y delimitación de las deficiencias del texto de partida en la traducción comunicativa de textos científicos didácticos y divulgativos

En el marco de la traducción comunicativa de textos destinados a la enseñanza y divulgación de la ciencia, entendemos por deficiencias del texto de partida aquellas circunstancias plasmadas en el documento que sirve al traductor de oferta informativa inicial que en este contrarían o perjudican ora la designación de la verdad conocida (en la respectiva época) o la adecuada correspondencia entre los componentes verbal e icónico del texto, ora la eficacia comunicativa o rigor expresivo, cuando tales circunstancias no surgen de modo intencionado persiguiendo un designio (legítimo) diferente del informativo, no se deben a un mero desfase temporal significativo entre la producción y la recepción textuales (información anticuada) y no se subordinan a una estrategia comunicativa encaminada a tornar accesible información especializada a unos destinatarios que no son especialistas (simplificación didáctica o pedagógica).

Así, en este contexto, cabe excluir de la categoría de deficiencias textuales los contenidos falsos que, de modo intencionado y con finalidad humorística, los redactores ocasionalmente vehiculan en ciertos artículos lexicográficos de especialidad o en ciertos artículos de divulgación científica. Un ejemplo célebre de esta infiltración del humor en la comunicación científica es el artículo consagrado al inverosímil «piojo de las piedras» (al. Steinlaus) que se incluye en el prestigioso diccionario alemán de medicina clínica Pschyrembel (Ziegler 2010), cuyo inicio, en la 261ª edición de la obra (año 2007), es el siguiente:

También con finalidad humorística, lúdica, es costumbre en algunos países incluir alguna noticia falsa en los periódicos un día determinado del año, señalado en el calendario como jornada dedicada a las bromas o «inocentadas». Tal día es en España, como se sabe, el 28 de diciembre, día de los Santos Inocentes, y en Alemania (y en otras partes de Europa), el 1 de abril, jornada de las Aprilscherze o «bromas de abril». En Alemania, la tradición de las Aprilscherze rige, incluso, en algunas revistas de divulgación científica, cuyo número de abril puede acoger informaciones falsas más o menos estrambóticas, como muestra el siguiente ejemplo, correspondiente a un artículo aparecido en la, por lo demás, seria y rigurosa Naturwissenschaftliche Rundschau, que anuncia la construcción de un embalse gigantesco en el Rhin que anegará por completo las ciudades de Mannheim, Ludwigshafen, Heidelberg, Karlsruhe y Estrasburgo (a seguir transcribimos el título, el resumen y el primer párrafo de este artículo firmado por «Prof. Dr. Ottokar H. Fürchterlich»):

Tampoco, por supuesto, deben conceptuarse como deficiencias factuales los casos en que alguna información proporcionada en el texto de partida, y que estaba vigente en el momento de la composición original, se revele anticuada, posteriormente, en el momento de la traducción; aunque en tal circunstancia, por consiguiente, el traductor no está llamado a realizar una corrección en la traducción, sí tendrá que introducir una modificación substancial (con alteración de la designación original) bajo la forma de actualización informativa (Garrido 2010). Por el contrario, sí cabe hablar de deficiencia factual cuando la falta de actualidad de la información ya se registre en el momento en que el texto (de partida) es producido o publicado, y en tales casos la intervención del traductor adopta propiamente la forma de corrección. A seguir, ilustramos con un ejemplo las actualizaciones informativas que el traductor eventualmente debe introducir en una traducción comunicativa (ejemplo 3, con inserción de la información actualizada en el cuerpo del texto: «comentario interno», en la terminología de Nord [1989]):

Para redondear esta delimitación del concepto de ‘deficiencia del texto de partida’ en la traducción comunicativa de textos científicos didácticos y divulgativos, aún debemos tener en cuenta, en primer lugar, que no podrán juzgarse defectuosos aquellos pasajes textuales que vehiculen una información declaradamente imprecisa o incompleta, cuando tal circunstancia se verifique intencionadamente, y en un ámbito conceptual y en un contexto (didáctico, divulgativo) adecuados, con el objetivo de facilitar la inteligibilidad y asimilación del texto por parte de un público lego o no especialista, simplificación pedagógica, ésta, que ilustramos más abajo (ver ejemplo 18); en segundo lugar, tampoco podrán conceptuarse estrictamente como deficiencias del texto de partida aquellos pasajes que susciten en el traductor la introducción de mejoras (factuales o formales), las cuales consisten en la incorporación de informaciones complementarias (casi siempre en nota) o de precisiones designativas concernientes a asuntos tratados en el original y que, respondiendo frecuentemente al prurito didáctico del traductor, son, a diferencia de las correcciones, de carácter meramente facultativo en la traducción comunicativa. Dos ejemplos de introducción de mejoras por parte del traductor son los siguientes:

3. Clasificación y tratamiento de las deficiencias del texto de partida en la traducción comunicativa de textos científicos didácticos y divulgativos

En contraste con las propuestas de Schmitt (1999a: 59-106) y de Horn-Helf (1999: 162-210), en nuestra clasificación de las deficiencias presentes en los textos (de partida) destinados a la enseñanza y divulgación de la ciencia parece tan natural como práctico establecer una primera dicotomía, basada en la consideración de los dos valores primordiales de la comunicación especializada (v. supra), entre deficiencias factuales y deficiencias formales. Así, son factuales aquellas deficiencias del texto de partida que contrarían o perjudican la designación de la verdad conocida (en la respectiva época) o que distorsionan la adecuada correspondencia entre los componentes verbal e icónico del texto; son formales aquellas deficiencias del texto de partida que perjudican la eficacia comunicativa o el rigor expresivo. El ejemplo y el cuadro que siguen servirán para aclarar esta categorización de las deficiencias del texto de partida:

Cuadro sinóptico (1) de la clasificación de las deficiencias del texto de partida en la traducción comunicativa de textos destinados a la enseñanza y divulgación de la ciencia

Cuadro sinóptico (1) de la clasificación de las deficiencias del texto de partida en la traducción comunicativa de textos destinados a la enseñanza y divulgación de la ciencia

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3.1. Deficiencias factuales del texto de partida

Clasificamos las deficiencias factuales del texto de partida en seis categorías: a) lapsos tipográficos que alteran el sentido pertinente; b) lapsos en la consignación de cantidades o unidades de medida; c) lapsos léxicos; d) lapsos de redacción; e) errores conceptuales o de contenido, y f), discrepancia entre los componentes verbal e icónico del texto.

Desde un punto de vista metodológico, cabe señalar, en primer lugar, que, como muestran los ejemplos que siguen, las correcciones de deficiencias factuales son introducidas en la traducción comunicativa, en la mayor parte de los casos, en el cuerpo del texto de llegada («comentario interno»), sin advertir al receptor de la traducción de la existencia de error en el original (en correspondencia con el ideal de «traducción encubierta»: House 1981), aunque, en algunos pocos casos (por ejemplo, cuando se juzgue de especial interés promover la rectificación de un error muy difundido en la bibliografía), el traductor podrá dejar constancia de la enmienda efectuada formulando (con la anuencia del autor del texto de partida) tal corrección, de forma documentada, como nota (ver ejemplo 17); en segundo lugar, en caso de que el traductor vierta artículos de revista divulgativa con cierto retraso respecto a la publicación de los originales, podrá revelarse de utilidad consultar la eventual sección de errata de números posteriores de la revista original, por la posibilidad de encontrar en ella, precisamente, la denuncia y corrección de errores (factuales) del correspondiente texto de partida.

3.1.1. Lapsos tipográficos que alteran el sentido pertinente

Los textos científicos didácticos y divulgativos, sometidos a procesos de revisión editorial, se encuentran entre los géneros textuales científico-técnicos menos propensos a los lapsos tipográficos, aunque en ellos no se puede excluir por completo tal categoría de deficiencias, las cuales, en algunos casos, distorsionan las palabras hasta el extremo de transmutarlas en otras y alterar de forma sibilina su sentido, con el consiguiente riesgo de engaño para el traductor, como muestra el siguiente ejemplo:

3.1.2. Lapsos en la consignación de cantidades o unidades de medida

En los textos científicos didácticos y divulgativos se reseñan con frecuencia cantidades y unidades de medida, las cuales, en algunos casos, son erróneas, lo que, como muestran los siguientes ejemplos, puede resultar más o menos obvio y puede deberse a causas diversas:

3.1.3. Lapsos léxicos

Consistentes en el uso de una palabra equivocada, que altera el sentido pertinente y origina segmentos falsos que el traductor debe evitar trasladar al texto de llegada. Los lapsos léxicos surgen con frecuencia por confusión del redactor al utilizar, en vez de la palabra apropiada, otra semántica o pragmáticamente relacionada con la correcta, pero no sinónima:

3.1.4. Lapsos de redacción

En algunos casos, es una redacción inadecuada (formulación errónea de una oración o de un miembro de oración) lo que determina el surgimiento de segmentos falsos en el texto de partida, como manifiestan los siguientes ejemplos:

3.1.5. Errores conceptuales

Los errores conceptuales, o de contenido, consisten en la presencia en el texto de partida de informaciones falsas o inexactas que no resultan, como en los tipos de deficiencias factuales anteriormente tratados, de meros lapsos expresivos. Una categoría especial de errores conceptuales es la representada por la presencia en el texto de partida de informaciones que ya se revelan anticuadas en el momento de la composición o publicación del original. Otro caso particular es el representado por las inexactitudes conceptuales debidas a simplificación pedagógica, aspecto abordado en la parte final de este subapartado. A seguir, se ilustra la naturaleza y tratamiento traductivo de los errores de contenido mediante una serie de ejemplos significativos:

Los textos destinados a la enseñanza y divulgación de la ciencia experimentan en mayor o menor medida una simplificación (pedagógica o didáctica), que se identifica con las dimensiones «simplicidad» y «perceptibilidad» de la inteligibilidad textual (Göpferich 2008: 163-188) y que se evidencia en la circunstancia de que estos textos presentan menor tecnicidad o grado de especialización que los propios de la comunicación intradisciplinaria (Baumann 1998: 731; Gutiérrez Rodilla 1998: 321; Niederhauser 1999: 120-128). Esta simplificación se consigue, entre otros aspectos, a través de la restricción del número de conceptos y términos manejados en el texto, lo que lleva con frecuencia a la enunciación de generalizaciones, evitándose dar cuenta de excepciones o casos particulares poco significativos. Por tal motivo, en la traducción de textos científicos didácticos y divulgativos, tales generalizaciones, en ausencia de circunstancias contextuales que las tornen inconvenientes, no deben juzgarse como deficiencias factuales (segmentos falsos o inexactos) y, por tanto, deben trasladarse sin modificación al texto de llegada, como muestra el siguiente ejemplo:

3.1.6. Discrepancia entre los componentes verbal e icónico del texto de partida

En los textos destinados a la enseñanza y divulgación de la ciencia, el componente icónico, en forma de ilustraciones de diversos tipos (fotografías, dibujos, gráficos, mapas, etc.), suele tener un gran peso, relevancia que alcanza un máximo en los documentales científicos cinematográficos o televisivos (de carácter didáctico o divulgativo), en los cuales, de hecho, el componente verbal del texto queda subordinado a las imágenes ofrecidas. Los segmentos textuales de naturaleza verbal que se refieren a imágenes del texto, para ser correctos, además de reflejar la verdad conocida, deben armonizar o corresponderse con el respectivo segmento icónico, cuando este es correcto[2]. Con cierta frecuencia, entre algunos componentes icónicos y sus respectivos segmentos verbales del texto de partida se registra discrepancia y, en estos casos, el traductor debe determinar si alguno de los dos componentes es factualmente falso, para introducir la correspondiente corrección en el componente verbal o solicitar (del iniciador de la traducción) la corrección del componente icónico; si los dos componentes discrepantes son factualmente verdaderos, lo más fácil y económico suele ser que el traductor introduzca la corrección en el componente verbal. Ejemplos:

3.2. Deficiencias formales del texto de partida

Clasificamos las deficiencias formales del texto de partida en dos categorías principales: a) deficiencias del texto de partida que dificultan su comprensión (en detrimento de la eficacia comunicativa), y b), deficiencias del texto de partida que perjudican el rigor expresivo (deficiencias de expresión).

3.2.1. Deficiencias formales del texto de partida que dificultan su comprensión

Este tipo de deficiencias formales puede desglosarse en las cuatro subcategorías siguientes: a) lapsos tipográficos que estorban el reconocimiento de las palabras; b) deficiencias en el nivel léxico o sintagmático que originan ambigüedad; c) deficiencias en el nivel oracional que originan ambigüedades o incoherencias, y d), deficiencias en la microestructura del texto de partida que perjudican la cohesión textual y la claridad expositiva.

3.2.1.1. Lapsos tipográficos que estorban el reconocimiento de las palabras

De los dos ejemplos siguientes, el primero muestra un lapso tipográfico que origina un elemento de por sí carente de sentido, mientras que, en el ejemplo siguiente, el error tipográfico origina un elemento falso de por sí dotado de sentido, el cual, sin embargo, resulta patentemente incompatible con su co(n)texto, por lo que no debería confundir a ningún traductor competente (cf. supra 3.1.1):

3.2.1.2. Deficiencias en el nivel léxico o sintagmático que originan ambigüedad

En el caso de los textos científicos compuestos en inglés y destinados a legos (propios de la comunicación especializada extradisciplinaria), cabrá conceptuar como de redacción disfuncional aquellos pasajes en que la ambigüedad estructural en la segmentación de sintagmas nominales complejos, o en el alcance de la modificación nominal, siendo evitable mediante una simple formulación alternativa, fácilmente puede originar interpretaciones erróneas (Schmitt 1999a: 92-94; Garrido 2013). Constituye un ejemplo de esta clase de deficiencias formales:

3.2.1.3. Deficiencias en el nivel oracional que originan ambigüedades o incoherencias

Una redacción deficiente suscitada por la disposición inadecuada de los elementos de la oración, o por la presencia indebida u omisión de algún elemento, puede originar en el texto de partida pasajes ambiguos o incoherentes (contradictorios), que el traductor no debe transferir al texto de llegada, como ilustran los siguientes ejemplos:

3.2.1.4. Deficiencias en la microestructura del texto de partida que perjudican la cohesión textual y la claridad expositiva

En algunos casos, la distribución de los elementos discursivos por oraciones y párrafos que muestra el texto de partida (microestructura) perjudica la cohesión textual y detrae claridad y eficacia a la comunicación, por lo que el traductor debe corregir en el texto de llegada tal circunstancia, reordenando los elementos textuales y modificando la configuración oracional del texto de partida, como manifiesta el ejemplo siguiente:

3.2.2. Deficiencias del texto de partida que perjudican el rigor expresivo

Esta clase de deficiencias formales (deficiencias de expresión) puede dividirse en las cuatro subcategorías siguientes: a) ruptura de las convenciones ortotipográficas; b) lapsos tipográficos en la consignación de datos; c) errores léxicos, y d), redacción deficiente.

3.2.2.1. Ruptura de las convenciones ortotipográficas

Además de prestar atención a las normas ortotipográficas generales (referentes al uso de signos y estilos tipográficos), en la traducción de textos científicos, el traductor debe celar por el cumplimiento en el texto de llegada de normas ortotipográficas de carácter especializado, como muestran los ejemplos siguientes:

3.2.2.2. Lapsos tipográficos en la consignación de datos

Aunque su producción está sometida a procesos de revisión editorial, los textos científicos didácticos y divulgativos presentan con alguna frecuencia, además de rupturas de las convenciones ortotipográficas (consideradas en el apartado anterior), también lapsos tipográficos que desfiguran y afean nombres propios (antropónimos [extranjeros], títulos de obras [en lengua extranjera], denominaciones vernáculas y, sobre todo, científicas de seres vivos, etc.) y otras palabras que constituyen datos (ver supra ejemplo [6]). En estos casos, el traductor debe reconocer el correspondiente elemento desfigurado y restituirlo en su forma correcta, como muestran los siguientes ejemplos:

3.2.2.3. Errores léxicos

Se trata de la utilización indebida en el texto de partida de ciertos vocablos, o de la falta indebida de un vocablo, que perjudica el rigor expresivo, como muestran los siguientes ejemplos:

3.2.2.4. Redacción deficiente

Con alguna frecuencia, las deficiencias formales del texto de partida se manifiestan en pasajes cuya redacción contraría los principios de precisión, claridad y concisión (y elegancia expresiva) de la comunicación especializada, defectos que el traductor debe corregir en el texto de llegada, como muestran los ejemplos siguientes:

4. Conclusiones

Con el objetivo de categorizar las deficiencias o defectos del texto de partida en la traducción comunicativa de textos destinados a la enseñanza y divulgación de la ciencia, es necesario delimitar con precisión tal concepto, lo cual permite aquí distinguir las deficiencias textuales propiamente dichas de: a) los pasajes que suscitan en el traductor la introducción de mejoras (a diferencia de las correcciones, meramente facultativas); b) las informaciones (ostensivamente) falsas incorporadas de modo ocasional a esos textos con sana finalidad humorística; c) la presencia de datos anticuados sobrevenida por un desfase temporal significativo entre la producción del texto de partida y la del texto de llegada, y d) las inexactitudes suscitadas por una legítima y oportuna simplificación pedagógica. En este sentido, cabe constatar, a partir de nuestra dilatada experiencia como lectores y traductores de textos científicos didácticos y divulgativos, que éstos, a pesar de ser publicados tras una revisión editorial, presentan, no raramente, con considerable frecuencia, deficiencias de variada naturaleza.

Las deficiencias presentes en el texto de partida destinado a la enseñanza o divulgación de la ciencia, las cuales deben corregirse en el (cuerpo del) texto de llegada en el marco de la traducción comunicativa, pueden clasificarse –de forma más específica y clara que en las propuestas de Schmitt (1999a) y de Horn-Helf (1999)–, siguiendo un criterio basado en la manifestación y en la causa de las deficiencias, en deficiencias factuales, cuando se oponen a la designación de la verdad conocida o a la adecuada correspondencia entre los componentes verbal e icónico del texto, y en deficiencias formales, cuando perjudican el rigor expresivo o la eficacia comunicativa. Las deficiencias factuales pueden adscribirse a las subcategorías «lapsos tipográficos que alteran el sentido pertinente», «lapsos en la consignación de cantidades o unidades de medida», «lapsos léxicos», «lapsos de redacción», «errores conceptuales o de contenido» y «discrepancia entre los componentes verbal e icónico del texto», mientras que las deficiencias formales se dividen en dos subcategorías principales: deficiencias del texto de partida que dificultan su comprensión (en detrimento de la eficacia comunicativa) y deficiencias del texto de partida que perjudican el rigor expresivo; a las primeras se adscriben los «lapsos tipográficos que estorban el reconocimiento de las palabras», «deficiencias en el nivel léxico o sintagmático que originan ambigüedad», «deficiencias en el nivel oracional que originan ambigüedades o incoherencias» y «deficiencias en la microestructura del texto de partida que perjudican la cohesión textual y la claridad expositiva», y a las segundas, «ruptura de las convenciones ortotipográficas», «lapsos tipográficos en la consignación de datos», «errores léxicos» y «redacción deficiente».

Como testimonia la rica muestra de ejemplos aquí ofrecida, la detección de las deficiencias del texto de partida (y su corrección en el texto de llegada) constituye un importante problema de la traducción de textos científicos didácticos y divulgativos, cuya resolución plantea exigencias cognitivas diversas. Así, para la detección de las deficiencias textuales (factuales o formales), según los casos, será necesario: a) efectuar un mero análisis co(n)textual o lógico que preste atención a incoherencias, asimetrías o contradicciones presentes en el texto de partida, como en nuestros ejemplos 7, 9, 14, 24, 25 y 30; b) recurrir a la cultura general, como en nuestros ejemplos 8,10, 20 y 35; c) movilizar conocimientos de especialidad básicos, como en nuestros ejemplos 12,13, 27, 28, 31, 32 y 34a–c; d) movilizar conocimientos de especialidad avanzados, procediendo a la pertinente documentación, como en nuestros ejemplos 11,15, 16, 17,18 y 19.

En este punto, difícil será exagerar la importancia de que el traductor de textos científicos y, en general, el de textos especializados, lea el texto de partida, incluso el ya editorialmente publicado, con ojo crítico, atento a la eventualidad –como acabamos de ver, nada rara– de que el original contenga deficiencias factuales o formales, las cuales, claro está, no deberán ser transferidas al texto de llegada. A este respecto, dada la falta de pericia en la redacción de textos que muestran con cierta frecuencia los profesionales del ámbito científico-técnico, para el traductor de textos científicos didácticos y divulgativos resultará aconsejable prestar especial atención a aspectos compositivos del original como la presencia de pasajes ambiguos, oscuros o contradictorios, o a eventuales problemas de cohesión y microestructura textual; también, en general, valdrá la pena reparar en aquellos aspectos particularmente susceptibles al lapso, como la consignación de cantidades y unidades de medida y la escritura de nombres propios y palabras extranjeras.

En cuanto a las deficiencias factuales, su descubrimiento en el texto de partida y su corrección en el de llegada exigen, como vimos, la movilización de unos conocimientos que oscilan entre los propios de la «cultura general» y los de una determinada especialidad científica a un nivel más o menos avanzado. Si, como afirma Schmitt (1999a: 104), el traductor debe disponer de los suficientes conocimientos de la especialidad de los textos con que trabaja para no incorporar a su traducción defectos absurdos presentes en el texto de partida, para la expurgación de deficiencias factuales no absurdas –añadimos nosotros–, el traductor deberá aplicar una sana desconfianza, o curiosidad intelectual, que lo lleve a intentar documentar por su cuenta alguna parte de los datos reseñados en el texto original, operación, ésta, que, como evidencia el presente trabajo (ver, entre otros, ejemplos 9, 12, 15 y 24), hoy se ve gozosamente facilitada y potenciada gracias a Internet, a su universo textual y, en particular, a su enciclopedia Wikipedia.[3]